Mi vida con un Galgo
Hola a todos,
Quiero desde aquí contaros como es mi vida desde que un nuevo miembro llegó a ella.
Por si no lo sabéis tengo como compañera a una preciosa Bóxer de color negro (tengo que decirlo por lo exótica que es).
Hace tiempo que me gustan los galgos y viendo lo que ocurre con ellos y el trato que reciben, decidí interesarme por ellos. Leí información y vi imágenes que me dejaron helada. No puedo entender como la gente puede hacer tal brutalidad con ellos.
Tenía claro que con el tiempo cogería un perro más, pero lo que no tenía tan claro era cual coger. Mi mente me decía que buscara un bóxer blanco, pero mi corazón me pedía a gritos el adoptar un perro y darle la familia y el cariño que no tienen en una protectora. Durante muchos meses, me encontré en un mar de dudas .
Hace unos meses conocí a una gran persona, perrero como yo, Dani y el gusanillo que tenia fue creciendo. Se ofreció a acompañarme a ver una perrita en adopción que me gustó, pero resultó no llevarse muy bien con Leia.
Fueron pasando las semanas y un día me invitó a una barbacoa en la protectora con la que colabora. Allí tendría la oportunidad de ver muchos perros que necesitaban un hogar. Conté mi situación y que tenía una Bóxer muy nerviosa y que lo que necesitaba era un animal que fuera capaz de “aguantar” la vitalidad que tiene. Entonces me dijeron que un galgo o un podenco… justo lo que me había planteado!!! :-)
Me dieron un paseo por los cheniles donde estaban los galgos y no sabía por dónde mirar… Vi una preciosa, pero ya estaba pre-adoptada y en uno de ellos estaba ella. Alta, delgada, y sacando su morrillo por entre los huecos de las vallas. Me lamia los dedos con mucha suavidad… A mi lado estaba Susana y me dijo con lágrimas en los ojos que no tardara mucho en decidirme, que me la quitaban. Diez minutos más tarde, la decisión estaba tomada. Se vendría conmigo en acogida para ver como se llevaba con Leia.
Un semana más tarde, acompañada por Dani, fuimos a recogerla. Estaba asustada y bastante delgada. Era más alta de lo que pensaba!!!! Tiraba un poco de la cadena.
Llegamos a mi barrio y fui a casa a por Leia, para que la presentación fuera en un sitio neutral.
Tremendamente asustada y después de una presentación aceptable, fuimos a pasear para ver cómo iban las cosas. Todo correcto, no podíamos forzar, había que dejar que todo fuera de forma natural. Volvimos a casa y había que ver como se desarrollaba todo en ella, si había roces o cualquier gesto que pudiera augurar mal rollo entre ellas.
Investigó la casa, la comida. Estuvo recorriendo cada rincón de la casa.
Después de la primera noche, llega la realidad… El estar con ellas a sola, el descubrir lo que hacen, como se comportan… Un mundo maravilloso a explorar!!! Me encanta verlas, observarlas y aprender de ellas ….
Según iban pasando los días, sabía que no se iba a ir… Había entrado en casa para quedarse para siempre.
Había que ponerle un nombre, el suyo, no el que tenia de la protectora. Mi madre fue la que la bautizó. Dijo que tenía que tener un nombre de mi tierra (Cáceres) y muy de campo como ella. Se ha quedado con el nombre de Jara.
Jara tiene un año y pocos meses, casi un cachorro. No cumple el prototipo de galgo de protectora. Es juguetona, sin miedos, muy cariñosa, zalamera, un poquito ladrona (va con la raza) y nada ladradora.
En los dos meses que Jara lleva en mi vida me ha hecho descubrir infinidad de cosas, entre ellas, un amor incondicional canino mayor que el conocía.
A partir de este momento, quiere compartir con vosotros vivencias, fotos, anécdotas de mi día a día con Jara y Leia, mi dos amores caninos, mis compañeras, mis paños de lágrimas.
Me emociono cuando las veo sentada una enfrente de la otra, mirándose y hablándose en su lenguaje, cuando juegan y una le echa a la otra la pata por encima o pasa por debajo, cuando las veo disfrutar porque el día promete ser algo más que un paseo.
Nos vemos pronto ;-)